Me contaba hace muchos años un tío materno que fue marino mercante, que lo que más miedo le daba en los temporales no era el tamaño de las olas, o que el barco pudiese escorarse mucho. Lo más terrorífico era el crujido del petrolero cuando, tras coger una ola, caía con fuerza, y la estructura del barco crujía con estrépito. ¿Aguantaría el casco sin romperse? Esto me ha venido a la cabeza cuando he visto
este impresionante (para mí) vídeo donde se junta la ingeniería, y la destreza de los soldadores y diseñadores. Debe estar todo hecho al milímetro. Y esperemos que no cruja mucho en los temporales.
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