Hace unos días hablaba de los
grandes éxitos que se arrogaba la Comisión Europea en el marco del comercio internacional. Entre esos éxitos está el reciente
acuerdo de libre comercio de la UE con Nueva Zelanda. Sin embargo, llevo un tiempo oyendo a algunas personas hablar mal de la llegada masiva de cebollas neozelandesas a España (
aquí,
aquí). Es la historia habitual: ganadores y perdedores. Nos tenemos que ir acostumbrando a ver productos de origen tan lejano (imposible que vengan de más lejos, si es que vienen del planeta Tierra) que van más allá del tradicional cordero y de los kiwis.
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