 Aparece en el Wall Street Journal un artículo curioso sobre un tema que ya ha salido en el blog: cómo un arancel sobre el pollo ha afectado al comercio de ciertos vehículos de tipo furgoneta.
Aparece en el Wall Street Journal un artículo curioso sobre un tema que ya ha salido en el blog: cómo un arancel sobre el pollo ha afectado al comercio de ciertos vehículos de tipo furgoneta.La historia es que varias veces al mes llega a EEUU un barco lleno de furgonetas que Ford (empresa local) ha hecho en su planta de Turquía. Nada más desembarcarlas en suelo estadounidenese, y tras pasar el control aduanero, pasan a una nave de Ford en la que los vehículos son "ligeramente" modificados: se les quitan los asientos traseros y las ventanillas traseras. Y asientos y cristales van directamente al reciclaje.
¿Cómo puede hacer esto Ford? ¿Están locos y despilfarran sus recursos?¿Por qué no envían ya sus propios vehículos desde Turquía sin incorporarles esos asientos y ventanillas?
La respuesta está en los aranceles: Si una furgoneta lleva asientos y ventanillas en la parte trasera, se le califica en términos aduaneros como "vehículo para trasporte de personas". El arancel que le afecta es del 2,5%. Si la furgoneta no llevara esos asientos y ventanillas en la parte trasera, se le calificaría como "vehículo para transporte de mercancías poco voluminosas". Y el arancel sería del 25%.
¿Comportamiento óptimo de Ford? Compensa asumir el coste de instalar y quitar esos asientos y ventanillas, por el ahorro en aranceles que supone.
De locos.
 

 
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