miércoles, 28 de octubre de 2015

Estados débiles, países pobres

Hace unos días se le ha otorgado el premio Nobel de Economía al escocés Angus Deaton. Se ha repescado en esta página alguno de sus artículos de prensa más vinculados al tema por el que se le ha otorgado el premio. El artículo, cuyo título es el de esta entrada del blog, concluye así:
Los pobres necesitan que los gobiernos los conduzcan hacia una mejor vida; dejar al margen a los gobiernos podría mejorar las cosas a corto plazo, pero dejaría sin resolver el problema subyacente. Los países pobres no pueden depender para siempre de la ayuda externa para mantener sus servicios de salud. Este tipo de ayuda debilita lo que más necesita la gente pobre: un gobierno eficaz que trabaje con ellos para el presente y el futuro.
Algo que está a nuestro alcance es hacer campaña a favor de que nuestros propios gobiernos dejen de hacer aquellas cosas que dificultan aún más a los países pobres en sus esfuerzos por salir de la pobreza. Reducir la ayuda es una medida, pero también lo es limitar el tráfico de armas, mejorar las políticas comerciales y de subvención de los países ricos, facilitar asesoramiento técnico que no esté vinculado a la ayuda, y desarrollar mejores medicamentos para tratar enfermedades sin afectar a la gente rica. No podemos ayudar a los pobres debilitando aún más sus ya débiles gobiernos.

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