Las reglas de origen son normas que aplican los países para determinar cuál es la procedencia de un producto extranjero. Esto puede influir en dar la autorización, o no darla, a la entrada de un bien, servicio o inversión en el país. Y también fijará si esa entrada está libre de impuestos o requisitos, o no lo está.
Cuando hay un acuerdo de libre comercio entre dos (o más) países, ambos se comprometen a no poner barreras a los productos del socio. Esto puede ser un coladero para productos procedentes de terceros países. Y aquí viene el ejemplo sobre reglas de origen que se puede deducir de esta noticia del Wall Street Journal:
Un punto relevante en la guerra comercial entre EEUU y China es que EEUU no quiere saber mucho de productos de alta tecnología que tengan su origen en China. Ante esto, las empresas chinas se encuentran con el problema de no poder vender sus productos en el mercado estadounidense.
Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio, entre otros, con Corea del Sur y con Marruecos. Por lo tanto, los productos originarios de estos dos países podrían entrar libres de cargas al mercado de EEUU. Por otro lado, China quiere vender baterías para coches eléctricos en el gigante mercado estadounidense. Pero los americanos parece que no se lo ponen fácil. Por ello China está en negociaciones en Corea y Marruecos para elaborar baterías en estos dos países y luego exportarlas a EEUU. La cuestión estará en ver qué parte o porcentaje del valor del output de las baterías hechas en Corea y Marruecos serán aceptables para EEUU y no considerar que tienen una proporción de componentes chinos más que significativa y, por tanto, no pueden ser objeto de libre comercio con EEUU por no ser puramente coreanas ni marroquíes.
Esto son las reglas de origen.