España es un país tremendamente deficitario en energía, y somos un importante importador de carbón, petróleo y gas. Los elevados precios del petróleo, junto con el desarrollo de las nuevas energías que se vienen aplicando en los últimos tiempos (eólica, solar, biomasa...) han levantado el interés por estas fuentes alternativas. Como país fuertemente deficitario comercialmente, deberíamos estar muy atentos a esas nuevas fuentes de energía. En algunas fuentes sí lo estamos, al menos en Navarra (ejemplo, ejemplo, ejemplo). Pero en otras, como es el shale gas, no lo estamos.
El shale gas resulta ser una fuente de un tipo de gas seco. Se obtiene algo así como bombardeando agua sobre unas determinadas rocas que lo acumulan. Esto supone un importante consumo de agua, y además genera residuos químicos importantes. Pero muchos países están investigando en ello. Un ejemplo de sus implicaciones económicas nos las explica hoy Martin Wolf en el Financial Times. Algunos datos sobre el tema (haz clic sobre la figura para agrandarla):
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