miércoles, 1 de febrero de 2012

Huida de cerebros

Este tema que en las últimas décadas ha estado (y está) de moda sobre todo en los países africanos, ahora está de moda en nuestra casa: los jóvenes mejor preparados, ante el panorama de un 50% de desempleo en los jóvenes, se van a otros países. Aquí da el INE los resultados detallados.

A mí esto siempre me ha parecido malo para el país de salida, y generalmente bueno para el emigrante que busca mejorar una situación personal y familiar muchas veces dramática o, al menos, complicada. Jagdish Bhagwati siempre se ha presentado como crítico a los temores de la huida de cerebros (brain drain, en inglés). Él mismo es un ejemplo de una brillante cabeza india que se fue a Inglaterra y luego a EEUU. Y acaba de publicar un artículo en el que recuerda cuatro puntos que, para él y sin eludir polémicas, indican que la huida de cerebros no tiene por qué ser mala para el país de origen:
  1. No hay que llorar por la salida de estas personas. Hay que nutrir su lealtad hacia el país que les vio nacer: darles derecho de voto en su país de origen, eliminar las restricciones a que inviertan o compren propiedades en su país de origen, favorecer la impartición de cursos dados por ellos en su país de origen a profesionales que no han emigrado...
  2. Además de darles derechos a los emigrantes, hay que darles obligaciones. Por ejemplo, lo que hace EEUU para sus nacionales y residentes permanentes que se encuentran fuera de EEUU es fijarles un impuesto (la llamada “Bhagwati Tax”).
  3. Organizar la oferta de formación cualificada en los países de los que huyen los trabajadores cualificados: que jubilados muy cualificados hicieran el papel de cascos grises.
  4. La ayuda al desarrollo debería dirigirse a formación. 
Para él, cuando las crisis pasan, los huidos tienden a regresar a sus países o, al menos, tienden a potenciar la riqueza y la renta de sus países. Y pone como ejemplos a India, China y Corea del Sur. Interesantes opiniones para un debate.

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