miércoles, 11 de noviembre de 2009

La importancia de la distancia

En los últimos años una corriente de pensamiento en Comercio Internacional opinaba que como los costes de transporte han ido disminuyendo durante los -digamos- 100 últimos años, el problema de la "distancia" entre vendedor y comprador había disminuido. Se podían abastecer mercados lejanos sin mayores repercusiones en el coste del producto. Esta sería una de las causas de la aceleración de los intercambios comerciales durante el siglo XX, especialmente desde los años 80 y, sobre todo, los 90. Los modelos econométricos basados en la ecuación de gravedad, de moda ahora, se fundamentan en esta idea.

Sin embargo, trabajos recientes parecen demostrar que esa "distancia" se ha convertido en una limitación a los intercambios, especialmente en los últimos años. Esto ha sorprendido a muchos y se le denomina en inglés al fenómeno el “distance puzzle” o el “missing globalisation puzzle”. Carrère y de Melo indican lo que quizá pueda estar por detrás de esta paradoja. Este fenómeno contraintuitivo se daría fundamentalmente en los países en desarrollo, y esto sería por varios motivos.

Un motivo es que el comercio de estos países se ha "regionalizado" con sus socios comerciales más cercanos con los que los costes de transporte han caido más (por ejemplo, por que se han firmado acuerdos comerciales regionales y han caído los aranceles), lo que ha hecho que caiga la cuota de flujos comerciales con los países más lejanos. Parece que la "distancia" pesa. Y otro motivo está en que los nuevos mercados a los que los países en desarrollo han empezado a vender ciertos productos tienden a ser los mercados más próximos geográficamente.

Todo ello lleva a pensar en la importancia que tiene la regionalización del comercio. ¿Y es esto bueno? El debate está abierto. Y al debate aportan Carrère y de Melo una novedad que yo no había oido todavía: En un mundo en el que tanto peso tienen las cadenas de suministro, el que los países pobres comercien esencialmente con países pobres les puede aislar todavía más. Y estoy pensado en África. Y vuelvo a plantearme: ¿y es eso bueno? Para mí la respuesta no es evidente.

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