Hace unos meses mostraba en el blog cómo se suele financiar una exportación o una importación por parte de las empresas. Todo esto era explicado en el marco de la crisis actual, ya que se considera que una parte importante del gigantesco descenso que tuvieron hace un año los flujos comerciales estuvo motivada por la falta de financiación a las empresas. Las empresas financian su comercio para cubrirse de riesgos de impagos o de entrega, y si los bancos restringen la financiación, se limitan los intercambios.
El problema estaba en demostrar que esta hipótesis era cierta. La falta de datos sobre cómo financian las empresas sus intercambios, y sobre los créditos a la exportación concedidos hacían este tema complejo de verificar. Ahora Mary Amiti y David Weinstein acaban de abordar este tema con datos para Japón. Japón les parece un buen referente porque durante más o menos una década ha sufrido una crisis similar a la actual en cuanto a su motivación, y porque tienen datos que enlazan a los exportadores japoneses con los bancos con los que negociacian la financiación de su comercio.
Sus resultados indican que las exportaciones son mucho más sensibles que las ventas nacionales a la salud de los bancos. Del declive del 10,5% de las exportaciones japonesas que siguió a la crisis bancaria de 1997, un tercio se pudo deber a esos problemas de salud bancaria que endurecieron el crédito. Esto autores consideran extrapolable este resultado a la realidad actual.
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