viernes, 29 de enero de 2010

Nuevo orden mundial

Hay que ver cómo estan los economistas y los políticos. Parece que el mundo está en medio de una convulsión tremenda,y que los habitantes de la península ibérica estamos en mitan del meollo. Leo hoy a Martin Wolf, principal comentarista del Financial Times, que anda por el Foro de Davos (donde estos días están todos los vip de la economía mundial... dicho en serio y también con ironía). Comenta el discurso de Nicolás Sarkozy, y me hacen sonreir (¿y pensar?) algunos párrafos:

Mr Sarkozy made really good assault on everybody’s favourite target - the bankers: “That those who create jobs and wealth may earn a lot of money is not shocking. But that those who contribute to destroying jobs and wealth also earn a lot of money is morally indefensible.” When the French and the US governments agree on something like this, we know we are in a new world.

Even so, he is right on the really big issue. The disorder created by China’s decision to peg its exchange rate to the dollar is considerable. The Chinese simply refuse to recognise the problem or their responsibilities. When pushed, they argue that they are still a developing country with a gross domestic product per head that is about the hundredth, if countries are ranked by real incomes per head. But they also constantly remind us that China is a very big country. A very big country full of people with modest incomes has an enormous impact on the world. China must recognise and respond to this reality - and soon. If not, the open world economy may not survive.
El segundo párrafo me lleva a pensar: en EEUU hace años que se oyen quejas contra China; en el Reino Unido, desde hace menos tiempo, también se oyen esas quejas; y ahora Francia empieza a airear sus quejas hacia China en los foros mundiales... ¿cuándo lo van a hacer nuestras autoridades?

Yo creo que no queda mucho (¡hago de gurú!). ¿Y por qué? Nuestra economía pinta mal (fundamentalmente por el paro y todas las implicaciones que conlleva: menos recaudación, más gasto público,...). Como hay que ganarse la confianza de los prestamistas extranjeros que financian nuestra deuda pública, viene bien ahora la medida de ampliar la jubilación hasta los 67 años. Esta medida además aliviará el problema de financiación de las pensiones. Pero esto es insuficiente para salir del atolladero. ¿Y si les echamos la culpa a los chinos?

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