Entre los temas estrella de la crisis financiera está el sistema de retribución de los directivos de las empresas financieras. Brad DeLong presenta una idea basada en el sistema de retribución que tienen los ingenieros del Silicon Valley (reconocidos como más listos y trabajadores que los directivos de Wall Street). La idea que subyace es que el gran avance tecnológico originado por las miles de empresas ubicadas en esta zona de California puede estar basado en el sistema de incentivos salariales que gozan los causantes del avance. Por ello es interesante conocer la respuestas a la pregunta: ¿cómo se establecen sus salarios?
Estos ingenieros reciben salarios y bonus en instrumentos financieros relativamente bajos en sus primeros años de actividad. Si sus proyectos resultan buenos en un plazo de 5 ó 10 años, entonces sus retribuciones pasan a ser comparativamente muy altas. Por ello buscan que sus empresas tengan éxito (trabajando y estrujándose el cerebro), porque ellos consiguen ganar mucho sólo al final del proceso de innovación, y no por los resultados de la empresa al final del año fiscal.
En este punto, indica DeLong, tendría sentido la idea que están barajando las autoridades estadounidenses de poner unos impuestos altísimos sobre las retribuciones de tipo bonus anual que están cobrando y van a cobrar los directivos de bancos y aseguradoras intervenidos. Pero plantea además: ¿y qué tal poner un sistema de retribuciones elevadas a largo plazo en función de los resultados de su trabajo? Luego vendría definir qué se entiende por los resultados de su trabajo (¿esfuerzo, beneficios de la empresa,...?).
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