Vía Mankiw. Uwe Reinhart, de la Universidad de Princeton, reflexiona tomando como base el artículo de Mankiw que cité el otro día. La historia hace referencia a las ganancias con el comercio, y una adaptación sería ésta:
Ha nevado y un señor tiene la acera llena de nieve. En general, en EEUU cada uno es responsable de limpiar su tramo de acera de nieve. Pero al dueño de la casa no le gusta hacerlo y está dispuesto a pagar 40$ a su vecinito Manolo para que se lo haga. Manolo lo haría por 20$. Ambos acuerdan un precio de 30$, con lo que los dos obtienen ganancias (hay un excendente del productor para el vecinito Manolo de 30$-20$=10$, y un excedente del consumidor para el dueño de la casa de 40$-30$=10$).
Ahora aparece otro vecinito, Paco, que está dispuesto a hacer la limpieza por 10$. Y acuerda con el dueño de la casa un precio de 15$. Ambos ganan (ahora el excendente del productor para Paco es de 15$-10$=5$, y el excedente del consumidor para el dueño de la casa de 40$-15$=25$). Pero Manolo se queda sin nada.
Imaginemos que en vez de servicios de limpieza de nieve se tratara de compra de ropa. El dueño de la casa quiere comprar un pantalón, y en lugar de comprárselo a Manolo (que podría ser el productor de una empresa nacional), se lo compra a Paco (que podría ser un productor chino). En general, sostiene Reinhart, los economistas tendemos a no ser nacionalistas. Paco-China satisface el deseo de consumo mejor que Manolo-España.
Como señala Reinhart, fuera del ámbito de los economistas, este sentimiento tan poco nacionalista no es tan común.
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