Estos días les he pedido a algunos de mis estudiantes de Comercio Internacional que me respondieran a unas preguntas sobre la incidencia que la política comercial de China y su tipo de cambio puede estar teniendo en los países en desarrollo. Para ello les he dado como referencia un breve artículo de Dani Rodrik.
En el artículo, Rodrik asume que la divisa china, el renmimbi, esta infravalorada y que esto tiende a perjudicar a los países en desarrollo. Por ejemplo, esto permite a China vender sus productos a un precio relativamente bajo no sólo por sus costes, sino por ese bajo valor de su moneda. Los países en desarrollo tendrían difícil competir por esas cuestiones de tipo de cambio, más que por no ser competitivos en costes. Por otro lado, indica que cuando las naciones en desarrollo se ven obligadas a tener sobrevaluadas sus monedas, el espíritu empresarial y las inversiones disminuyen.
Sin embargo también recoge que si China revalúa su moneda, ello implicaría una ralentización de su crecimiento. Y en estos momentos China está siendo el destino de muchas exportaciones de países en desarrollo. Por tanto, la ralentización china les perjudicaría. Esto implica que los países en desarrollo tendrían una relevante dependencia de la demanda externa china.
Y, para mí, una conclusión relevante del artículo es que "el desafío central del desarrollo económico [de los países en desarrollo] no es la demanda externa, sino el cambio estructural interno". Esto casi me suena a España. Aunque ahora la vía más clara para salir de la crisis esté en el sector exportador (si es que estamos capacitados para ser competitivos), es muy importante el cambio estructural interno, esto es, olvidarnos de que la construcción ha sido el motor de muchos años de intenso crecimiento español, y buscar alternativas.
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