miércoles, 20 de mayo de 2015

Tipos de cambio y acuerdos comerciales

En los últimos días se han publicado varios artículos que tienen un punto común: el comercio de bienes y servicios y las políticas que afectan a los tipos de cambio. Todo ello en el marco de temas como los del superávit comercial de Alemania, de cuyo caso escribí aquí hace un mes.

Por un lado están los artículos de Kemal Dervis y de Jeffrey Frankel, dos economistas de prestigio. El tema que les une está en el deseo por parte de algunos (de EE.UU.) de incluir en los acuerdos comerciales que están negociándose (en particular el de TPP, Trans-Pacific Partnertship) una claúsula que prevenga la manipulación de los tipos de cambio. Se trata de evitar devaluaciones dirigidas por los gobiernos (o sus bancos centrales) que mejoran al propio país en términos comerciales favoreciendo a sus exportadores, pero que perjudican a otros países (las famosas políticas de empobrecer al vecino).

Por otro lado está el artículo de Nouriel Roubini que habla de la situación actual en la que los tipos de cambio parece que se están usando para beneficio propio... y perjuicio del otro.

Yo tiendo a pensar en algunos puntos como Kemal Dervis: es muy difícil combinar en un acuerdo plurilateral por escrito políticas macro (sobre el tipo de cambio) con políticas micro (la implementación de acuerdo comercial sectorial). En concreto:
Así las cosas, las instituciones internacionales pertinentes –la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional– no están organizadas para reaccionar por sí solas eficazmente ante la posible manipulación de las divisas. La inclusión de las políticas macroeconómicas que afectan a los tipos de cambio en las negociaciones sobre el comercio requeriría que la OMC adquiriera la capacidad técnica (y el mandato) para analizar y juzgar las políticas nacionales pertinentes o que el FMI participara en los mecanismos de solución de controversias que acompañan a los tratados sobre el comercio.
(...) Para que las “políticas que afectan al tipo de cambio” pasen a formar parte de los acuerdos sobre el comercio, las políticas fiscal y monetaria tendrían que formar parte de ellos. En ese caso, en modo alguno habría acuerdos sobre el comercio.
La conclusión de las negociaciones sobre el comercio resulta ya de por sí bastante difícil. La necesidad de lidiar con cuestiones de políticas macroeconómicas podría hacer que se atascaran fácilmente y brindasen a grupos de interés proteccionistas los argumentos políticos que necesitan.

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