Acabo de leer un libro de Abhijit Vinayak Banerjee, profesor de economía en el MIT, sobre cómo puede funcionar mejor la ayuda al desarrollo. Su punto central reside en su confianza en la evaluación del impacto de un programa a través de experimentos o pruebas aleatorias (randomized trials). Esto es, examinar algunos programas de ayuda al desarrollo y los resultados que han tenido. Una vez evaluados, la ayuda al desarrollo se dirigiría a aquellos proyectos que muestran evidencia empírica de que han funcionado. Así se puede aumentar la confianza en los países donantes de que su dinero se está gastando bien, si se conocen y concretan las características que llevan a un mayor impacto positivo de un proyecto.
Hay que reconocer que su argumentación es brillante, y una de las cosas que se agradece en el libro es que ofrece la visión de una docena de muy buenos expertos mundiales sobre esta propuesta. Unos la apoyan, otros la critican. Estos últimos ofrecen puntos de mejora a la propuesta de Banerjee y también algunos indican alternativas.
Un experimento con un programa de ayuda que Banerjee presenta se refiere al control del absentismo escolar de niños africanos. Después de analizar varios programas para reducir estas tasas, la conclusión deducida es que la medida que permite una mayor asistencia a la escuela a un menor coste es fácil: el acceso a medicamentos para la fiebre, que les reduce tanto las enfermedades, como el tiempo de enfermedad. Esto es, que haya paracetamol, que es muy barato.
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