El supuesto tradicional del que parte el trabajo es que los consumidores preferimos los productos de nuestro propio país. Esto es, si me gusta el vino, prefiero beber un vino "de aquí" a beber un vino procedente de un país extranjero. La pregunta que se formulan es si el proceso de integración europea (el famoso Mercado Único) ha generado algún cambio en nuestros gustos, y si ese cambio se ha reflejado en que ha disminuido nuestro sesgo hacia los productos nacionales y nos hemos inclinado ahora por los productos "elaborados en la UE". Lo estudian para bienes y servicios, por un lado, y para activos financieros (inversiones de los consumidores), por otro lado. Los resultados de los cuadros adjunto son bastante elocuentes:
Los cuadros se interpretarían así: Si cogemos en el primer cuadro el resultado para UE-15 (15 socios de la UE), leemos que el 96% de los bienes y servicios consumidos por sus habitantes han sido producidos en la UE-15. O, para España, el 86% de los bienes y servicios consumidos en España son de origen español.
Las conclusiones son variadas. Entre ellas están:
- Parece que la preferencia por el producto "de aquí" es muy grande.
- Parece que el sesgo en favor de la compra de productos "locales" es mayor en los países de la periferia, que en los países del centro de la UE. Y, por lo que indican los autores, todo esto parece que no ha cambiado mucho en los últimos años.
- Parece que ese sesgo no es tan fuerte cuando hablamos de inversiones financieras (esto es, nos importa menos comprar acciones de empresas extranjeras o deuda pública de otro país).
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