Acaba de presentarse una (ya "antigua") campaña en Pamplona sobre el tema: Ropa limpia. Y me llaman la atención unas declaraciones que recoge Diario de Noticias de una sindicalista marroquí, Naima Naim, que ha estado presente en esta campaña:
El textil, uno de los tres mayores sectores de actividad en Marruecos, da empleo al 46% de los trabajadores del país y entre ellos, la mayoría, el 85%, son mujeres (...). El 62% de las empresas trabajan para la exportación.Estas últimas frases salen de una persona que trata de proteger a los trabajadores de su país. Lo que he resaltado en negrita y, especialmente, en rojo, es algo que nos debería llamar la atención. No pide tener la normativa laboral de Occidente. Estos ciudadanos quieren producir esos bienes y son conscientes que los seguirán produciendo sólo si son más baratos que los que se hacen en otros países. Asumen cobrar menos, pero no supone renunciar a tener un salario digno. Esto podría estar justificado por varios motivos: menor productividad que un trabajador occidental, por ejemplo. Por ello se dice que las campañas que se centran sólo en el punto (b) no son más que campañas proteccionistas de (algunos interesados) ricos que perjudican a los países en desarrollo.La sindicalista incidió en que en una economía globalizada como la actual "las trabajadoras marroquíes pagan el precio de la competitividad trabajando en condiciones muy precarias". (...) Por ello, pretenden concienciar a los consumidores para que "presionen a las grandes marcas internacionales para que respeten las obligaciones legislativas de cada país". Su objetivo, precisaron, "no es hacerles boicot, sino exigir que se cumplan unas condiciones mínimas en los países productores".
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