jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Hasta dónde puede llegar el Comercio Justo?

He estado leyendo un libro de Luis de Sebastián, profesor de ESADE, que falleció el año pasado. Se titula Un planeta de gordos y hambrientos. Yo buscaba en el libro aumentar mis conocimientos sobre el comercio internacional de alimentos, pero desde la perspectiva de un autor que tenía una formación académica en economía muy elevada (creo que su director de tesis fue el Nobel Robert Mundell), que era favorable al comercio internacional, pero que a su vez tenía una posición crítica con el sistema capitalista. No he sacado tanta "miga" como esperaba del libro, pero algo he aprendido y hay un párrafo que me ha gustado mucho.

El párrafo trata de responder a algunas ONG críticas con el Comercio Justo, que se enfrentan a otras ONG favorables a él. Ambos tipos de ONG, entiende el autor, buscan apoyar a los países pobres. Las críticas iban dirigidas contra un etiquetado (FLO) que determinados productos pueden conseguir, y que certifica que esos productos se han elaborado siguiendo un tipo concreto de normas de "Comercio Justo". Lo transcribo (y lo suscribo; desde mi punto de vista ahí Luis de Sebastián es muy realista):

El Manifiesto [contra el sello FLO de Comercio Justo] me parece un toque a rebato, una movilización total para luchar contra el imperialismo y la dominación de la agricultura y los alimentos por unas pocas empresas, una realidad que trato de mostrar en este libro. Me parece, sin embargo, que tan altas pretensiones llevan a desvirtuar la naturaleza limitada, posibilista y parcial del movimiento de comercio justo. Ya dicen sus impulsores que no es una panacea para el desarrollo; que hay que emplear otros medios más ambiciosos, más globales y contundentes para eliminar la explotación en el intercambio desigual. Pero mientras se denuncia y se da a conocer al público de los países ricos la injusta realidad del comercio internacional, se ayuda a miles de familias campesinas, las cuales pueden ser semilleros de una transformación de sus sociedades, que en definitiva tienen que llevar a cabo ellos mismos. El comercio justo no puede aspirar a más.

1 comentario:

Fairtrade dijo...

Gracias por el artículo Antonio. Soy economista y periodista y trabajo en la Asociación que en España difunde el sello FLO, o Sello Fairtrade desde el 2005.

El proyecto se ha desarrollado en los últimos años bien a nivel internacional, cada año se registran más productores del Sur, un indicador de que consideran que merece la pena y también de la mucha necesidad para conseguir mejores condiciones de acceso al mercado internacional.
En España la idea de la certificación a veces se ha visto entorpecido por esta lucha entre ONG tan poco productiva que describes, una pena. Para saber un poco más sobre la certificación Fairtrade, sobre qué pretende y cómo funciona, se puede consultar en www.sellocomerciojusto.org
Gracias por el interés,
un saludo

Gudrun Schlöpker
Sello FAIRTRADE-Comercio Justo