El superávit alemán se debe no solo a su reconocida competitividad, sino a la política de austeridad interna que practicada a lo largo de la última década ha permitido exportar su desempleo a otros países. La reunificación y el miedo a la vejez que le ha entrado a la población alemana ha llevado a practicar con abuso la virtud del ahorro y la austeridad en el consumo. Al actuar de esa forma, han perjudicado a los demás. Su escaso consumo no ha tirado de nuestras exportaciones. Y sus ahorros, sacados del país a la búsqueda de oportunidades que no encontraban dentro por su austeridad, descargaron como un diluvio de capitales sobre España, que sirvió para financiar la burbuja inmobiliaria y distorsionar nuestra estructura productiva hacia la construcción. Además, el euro fuerte le ha venido como anillo al dedo, porque ha perjudicado la competitividad de los demás países en mucho mayor medida que la suya. En definitiva, Alemania ha practicado una política mercantilista que ha dañado severamente a sus vecinos.
En el mismo suplemento de prensa, Guillermo de la Dehesa expone la misma idea:
El aumento futuro de las exportaciones netas permitirá pagar el servicio de la deuda externa contraída. Pero para que así sea es necesario que los recursos externos tomados se inviertan en la producción de bienes y servicios exportables o comerciables. Sin embargo, en España no ha sido así, ya que buena parte de la deuda externa se ha invertido en la producción de bienes no exportables o no competidores con las importaciones, al ser utilizados en buena parte en construir viviendas que no son exportables, aunque algunas hayan sido compradas por no residentes europeos aprovechando los bajos tipos reales de interés y la ausencia de riesgo de cambio españoles.
1 comentario:
Lo de los alemanes es una vergüenza. ¿Qué es esto de ser austeros, eficientes y encima no ponerse en manos de políticos irresponsables?
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