viernes, 5 de junio de 2009

Libre comercio y discriminación de la mujer

Uno de los argumentos que abogan los partidarios del libre comercio es que el comercio tiende a hacer que la discriminación hacia la mujer dismimuya. ¿Por qué? Veámoslo:

La hipótesis se basa en que las empresas prefieren contratar hombres a mujeres por diversos motivos (por ejemplo, la mujer además del trabajo se debe ocupar de la familia, luego la probabilidad de absentismo laboral femenino es más elevada). Esta discriminación tiene un coste para las empresas: si una empresa contrata a un hombre puede estar dejando de contratar a una mujer que es mejor que el hombre en el puesto de trabajo. En términos económicos diríamos que la mujer es más productiva que el hombre. ¿Qué diferencia surge si hay libre comercio? Si hay libre comercio, la presión competitiva que sufren las empresas les hace tender a contratar a los mejores trabajadores, independientemente de si son hombres o mujeres (o blancos, o negros, o cualquier factor discriminatorio). Por ello la conclusión sería que una empresa sometida a la competencia internacional (esto es, al libre comercio) sería más proclive a contratar mujeres que una empresa que actuara en su país bajo un sector protegido de la competencia extranjera.

Esto es lo que estudian Josh Ederington, Jenny Minier y Kenneth R. Troske para el caso de Colombia. Desde 1985 hasta principios de los años 90 este país aplicó una política comercial dirigida a reducir sus barreras a las importaciones de manera unilateral. Estos investigadores estudian si este hecho tuvo repercusiones en en el tipo de contratación laboral de los sectores productivos. Para ello dividen a estos sectores productivos en dos grupos: aquéllos que no cambiaron significativamente su política comercial, y aquéllos que redujeron sus barreras comerciales (aranceles) y se abrieron a la competencia extranjera.

¿Que ha generado ese proceso de apertura comercial en los sectores afectados respecto a los sectores no afectados? Pues entre otras cosas, la cuota de mujeres contratadas ha aumentado un 6,9% en los sectores que se han abierto al comercio en relación a los que siguen con el mismo nivel de protección. Esto, deducen, se debería a que el incremento de la competencia les lleva a las empresas a discriminar menos a las mujeres, y que cuando éstas son mejores, se les contrata antes que a los hombres.

Corolario: El libre comercio es bueno para reducir la discriminación a las mujeres.

¿Será cierto?


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