lunes, 27 de diciembre de 2010

Cómo medir los flujos de comercio

Un debate algo más que contable es el de cómo medir los flujos de comercio. Ya he hablado antes de ello en el blog. La cuestión es que las estadísticas de exportaciones e importaciones se miden en valor absoluto, y no en valor añadido. Esto significa que si desde Pamplona se exporta un VW Polo, el valor del coche (digamos 8000 euros) se contabiliza como exportaciones de la región. Y no se tiene en cuenta que un porcentaje de esos 8000 euros corresponde a piezas que han sido previamente importadas de otros países y regiones españolas. La cuestión es si no deberíamos, además, conocer los flujos comerciales en términos de valor añadido. Yo creo que sí, pero soy consciente de que es materialmente imposible. Quizá podamos estudiar algunos casos, pero conocerlo a nivel mundial me parece realmente difícil. Y aquí viene el comentario que se incluye en Trade Diversion, y un par de ejemplos que señala:

  • El desequilibrio comercial entre EEUU y China sería un 30-40% menor si se midiera en términos de valor añadido (incluso Pascal Lamy, director general de la OMC; dice que sería un 50% menor). Pero sería un 33% superior si se midiera así para el comercio entre EEUU y Japón.
     
  • El iPhone se contabiliza como exportación de China. Pensemos en las importaciones de EEUU. El iPhone ha sido totalmente diseñado y es propiedad de una empresa localizada en EEUU, pero sus componentes están manufacturados en Europa y Asia. China es el último punto de su montaje. Así, su valor de 178,96$ se contabiliza como exportación de China (e importación de EEUU, cuando lo adquieren allí). Y todo ello a pesar de que el coste del montaje final y empaquetado supone 6,50$ (el 3,6% del valor final del producto). El que el último paso se haga por los trabajadores de la empresa china Hon Hai Precision Industry Co. genera este efecto que, como poco, oculta información sobre el comercio de iPhones.

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