viernes, 31 de diciembre de 2010

Comercio internacional y bienestar-FELICIDAD

Una forma de acabar este año es examinando cómo va la investigación en uno de los temas clave del comercio internacional: ¿mejora el comercio el bienestar de las personas? La respuesta más frecuente de los modelos teóricos es que, para el conjunto de los países, "sí". ¿Y entonces por qué hay tanta gente que protesta contra el comercio? En este caso la repuesta es que hay ganadores y perdedores. Y aquí la teoría, en muchos casos, nos predice quién gana con el comercio y quién pierde. Hoy he visto un ejemplo recién publicado de Wen Xin y Russell Smyth para el caso de China.

Estos autores estudian el caso de los habitantes de 30 ciudades chinas en 2003. Algunas de estas ciudades son más abiertas que otras, midiendo la apertura de las ciudades en función del volumen de importaciones más exportaciones sobre el PIB [sobre este medidor habría mucho que hablar]. Y lo que obtienen es que los habitantes de las ciudades más abiertas muestran niveles de bienestar menores. Wen y Smyth ofrecen cuatro explicaciones: (1) inadecuada protección social frente a la globalización [esto es, los perdedores con el comercio no son objetivo de políticas económicas compensatorias]; (2) expectativas no cumplidas; (3) falta de satisfacción con los políticos (mayor renta por el comercio está asociada a más deseos de libertad), y (4) "anomie" [esto hace referencia al efecto negativo sobre el bienestar que tienen los cambios rápidos en el entorno que genera la apertura comercial].

Lo de las políticas compensatorias me recuerda a un tema "de moda" en estos días en España: nos dicen que nos suben el recibo de la electricidad un 10% para compensar (entre otras cosas) que las centrales térmicas tengan que comprar carbón nacional en lugar de otros carbones más baratos extranjeros. X trabajadores nacionales del carbón se verían favorecidos con la medida. Ganadores y perdedores. Yo, personalmente, estoy entre los perdedores.

¡FELIZ AÑO 2011!

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