Vía Mankiw.
Abhijit Banerjee y Esther Duflo son dos grandes investigadores en temas de desarrollo económico. Acaban de publicar un artículo muy interesante en la revista Foreign Policy (resumen de su nuevo libro). En él se plantean una muy interesante pregunta: ¿Por qué mil millones de personas pasan hambre en el mundo? Y ofrecen, para mí, una visión muy sorprendente. Resumiré enormemente el artículo, pero creo que merece la pena leerlo en su totalidad porque me dejo muchos puntos relevantes y no sólo es de esto de lo que hablan.
Su explicación se basa en lo que llaman la "trampa de la pobreza fundamentada en la alimentación" (nutrition-based poverty trap). El planteamiento es que una persona puede conseguir una alimentación básica si tiene recursos para adquirir esos alimentos. Pero para ello tiene que trabajar, y ahí puede encadenarse un problema: una persona que está subalimentada no está en condiciones de realizar un trabajo con un nivel de productividad satisfactorio para el que le contrata. Y por ello es difícil que una persona hambrienta pueda encontrar un empleo que le garantice una renta para alimentarse bien. Y no hay forma de salir de esa trampa, excepto si pensamos en programas públicos o de ayuda internacional que proporcionen alimentación.
Y analizando este tema, Banerjee y Duflo estudian el nivel de consumo de calorías en los países pobres. Y analizan varios casos (India, China, algunos países africanos,...) en los que se estudia si un aumento de la renta de las familias subalimentadas se refleja en que sus miembros busquen gastar más renta en alimentación, para así alimentarse mejor y ampliar sus posibilidades de mejorar sus niveles de productividad. Y, suponen, si hacen esto y mejoran su productividad, aumentarán sus rentas y su calidad de vida. Hay mucha evidencia empírica de que cuando un niño está malnutrido, su vida adulta es"peor" (menos educación alcanzada, menores niveles de renta...).
¿Cuál es el resultado de sus observaciones? Que las mejoras de renta de las familias no se dedican a obtener más calorías, sino que adquieren otro tipo de bienes: alimentos más sabrosos, o artilugios electrónicos (móviles, TV,...), u otro tipo de bienes materiales. Esto es, no buscan aumentar la ingesta de calorías comiendo más patatas o cereales, sino que consumen alimentos más sabrosos como carne o gambas, con un contenido calórico menor. O prefieren otros bienes materiales no alimentarios como es gastar en ceremonias de bodas, dotes, celebraciones familiares, o en televisores.
Sorprendente cuestión (y dilema). Las preferencias parece que miran más al corto plazo y la satisfacción que proporcionan celebraciones familiares, cierto tipo de alimentos o esos aparatos electrónicos. Esto no justifica el que mil millones de personas pasen hambre, pero los autores parecen dar a entender que sí explicaría una parte de la cuestión.
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1 comentario:
La verdad es que los resultados de este estudio se ajustan bastante a la realidad, por lo menos a la que yo viví en Mozambique.
Hemos llevado la sociedad de consumo hasta las aldeas más remotas del África profunda y les hemos creado necesidades que no tenían y que muchas veces sólo se pueden costear a base de reducir su consumo de otros bienes: móviles, mp3, televisiones a cambio de alimentación, salud, educación.
Pero no creo que el hambre de mil millones de personas se explique sólo por éste dato.
Un saludo, Adolfo
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