Cuando un país grande, como los EEUU, fija un arancel, el resultado que les explico a mis estudiantes es claro (analizando todo simplemente como equilibrio parcial, sin otras implicaciones de equillibrio general para la economía del país):
- Los consumidores estadounidenses pierden (pagan más caro).
- Los productores estadounidenses ganan (el precio del bien sube en EEUU).
- El gobierno americano gana (obtiene la recaudación arancelaria).
- ¿Resultado global para el país? Depende. Pero una opción verosímil es que las ganancias superen a las pérdidas (habrá que ver cómo se medirían y valorarían unas y otras), y que la política de Trump pueda beneficiar a su país. En este sentido, no es irracional el lío que ha montado.
¿Y qué nos pasa a los que no somos EEUU? Pues que si no hay represalias por nuestra parte, los precios, normalmente, bajarán en nuestros territorios. Y esto implica que:
- Nuestros productores pierden.
- Nuestros consumidores ganan.
- ¿Resultado global para nosotros? Inequivocamente será negativo porque el volumen de pérdidas supera al de ganancias.
Pero como el mundo es muy complejo, el resultado positivo no está tan claro para los EEUU si metemos lo que se prevé: una guerra comercial por las represalias que el resto de los países van a adoptar. A nosotros la guerra comercial no nos va a mejorar, en ningún caso.
Lo que nos dice la teoría sin ambigüedades es que, si no vuelve a haber otro bandazo de la política comercial estadounidense, y nuestras represalias van sólo dirigidas contra EEUU, nuestras empresas van a sufrir mucha competencia (en España y en el resto de mercados mundiales) y no solo van a perder competitividad en el mercado de EEUU. Y los consumidores españoles podremos comprar productos nacionales y extranjeros más baratos. Pero las pérdidas de nuestras empresas superarán las ganancias de los consumidores.