Al comenzar en estos días en clase el tema de comercio internacional y competencia imperfecta, el manual de Krugman y Obstfeld hace referencia al "argumento de la industria naciente". Este argumento dice que, bajo determinadas condiciones, tiene sentido económico proteger a un sector en un país de la competencia internacional porque la protección puede tornarlo competitivo. Y allí se indica que es difícil encontrar ejemplos. Hay multitud de ejemplos que muestran que esto ha sido una ruina para determinados gobiernos, pero también hay algunos ejemplos en otro sentido:
- La empresa coreana de automóviles Hyundai. En los años 70 el modelo Pony fue el primer intento de exportación que Hyundai hizo. Fue muy criticado por su baja calidad. A pesar de ello el gobierno coreano siguió protegiendo a la industria del automóvil: primero con una prohibición de importaciones sin excepciones, después con altos aranceles; también con subsidios directos e indirectos. Hoy Hyunday es uno de los mayores constructores de coches del mundo y en EEUU se le considera el mejor en automóviles de gama media. Y parece que esto se consiguió con una importante protección pública y un esfuerzo relevante de la empresa en inversión e innovación.
- La empresa de acero POSCO (Pohang Steel Company), también de Corea. En los años 60 buscaba financiación para la construcción de su primer alto horno moderno. El Banco Mundial se la negó señalando la inviabilidad económica del proyecto (además Corea carecía de yacimientos de hierro y carbón, inputs clave en el proceso de elaboración del acero). El gobierno coreano aplicó unos aranceles muy elevados para proteger a la empresa naciente, que incluso hasta hace pocos años fue una empresa pública. En 10 años se convirtió en el productor más eficiente de acero del mundo y en el quinto productor mundial.
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