Un dilema habitual ante un impuesto, desde la perspectiva de un economista, está en elegir entre equidad (entendida como cierta noción de algo tan etéreo como es "la justicia") y eficiencia. La idea que circula es que los europeos nos preocupamos más por la equidad (y de ahí "el estado del bienestar"), y los estadounidenses se preocupan más por la eficiencia (y de ahí los comparativamente bajos tipos impositivos). Pero, más que una cuestión cultural, ¿no habrá también un componente de visión según "la profesión" que analice el problema?
Ray Fisman, en la revista Forbes, recoge un experimento interesante entre estudiantes de Derecho en EEUU [nota: un estudiante de Derecho en EEUU tiene un mínimo de 22-23 años, ya que se le exige un determinado título universitario previo]:
En la Yale Law School todos los estudiantes deben cursar una asignatura de contratos y, aleatoriamente, se les asigna un tutor-instructor. Algunos de estos instructores son doctores en Economía, otros en Filosofía o en otras áreas de Humanidades, y otros no tienen doctorados. A los instructores se les indica que diseñen el curso de acuerdo a sus propios perfiles académicos. Los economistas, por ejemplo, los podrían enfocar al papel de los contratos para conseguir resultados eficientes en los mercados; y los filósofos podrían enfatizar los aspectos de igualdad vinculados a las partes contratantes. Si esto fuera así, los economistas estarían hablando de eficiencia y los filósofos de equidad.El reciente experimento escogió a 70 estudiantes y, en un experimento de laboratorio, tenían que participar en un juego que revelaría sus puntos de vista sobre "el juego limpio en los contratos". Los resultados del juego mostraban sus reacciones ante situaciones "eficientes" y situaciones "equitativas". Los resultados mostraron claramente que los estudiantes que tenían como instructor a un economista tomaban actitudes egoistas y se inclinaban a la eficiencia.
Hay varias "moralejas" para mí. Una: los profesores universitarios parece que son capaces de influir en la forma de pensar de sus estudiantes [... indicaba lo de los 22-23 años por este tema; no hablamos de adolescentes]. Otra: ¿qué tendemos a enseñar los economistas en relación a los profesores de Humanidades?...
El autor da sus "moralejas", algunas similares: "These findings hint at the influence that powerful ideas may have in shaping how we see the world, even late in life. It's also a sobering message for teachers such as myself. The students in my classroom will venture forth into the world of business and management, carrying with them some of the viewpoints and attitudes that I choose to emphasize in my lectures. Students learn much more than the facts; what we choose to communicate to them is a responsibility not to be taken lightly".
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