A los economistas nos gusta dar recetas con las que intentar mejorar la economía mundial, la nacional, la regional, la local o la de determinados sectores productivos. Y yo creo que la mayoría pensamos que eso es muy complicado y que las posibilidades que tenemos de equivocarnos son elevadísimas. La realidad es muy compleja y toca tantos aspectos que es imposible preverlos todos. Que esas "recetas" generen los efectos deseados, sin tener que enfrentarse a acontecimientos que no habían sido previstos, no es siempre lo habitual.
Y esto viene a cuento de la Ley de Economía Sostenible que el gobierno ha diseñado (o está en ello) y que busca cambiar el modelo productivo de la economía española. Este fin de semana, en El País, se presetaban dos formas de ver qué es lo que hay que cambiar. Una visión la presenta la ministra de Economía, Elena Salgado, en esta entrevista. La otra visión es la de Guillermo de la Dehesa, que además de ser uno de los economistas más reconocidos, es con frecuencia muy clarividente. Para este último el enfoque de las reformas para cambiar el modelo no va exactamente por las recetas de la Ley de Economía Sostenible. Dos visiones. Dos recetas. ¿Cuál es la buena? O más finamente: ¿Cuál es la mejor?
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