- A uno le gustaría que las medicinas fueran gratis y que el gobierno nos las pagara... y que no nos pusiera impuestos para financiar ese gasto. Pero sabemos que es imposible.
- Nos gustaría que los precios de las medicinas fueran bajos. Pero sabemos que los costes de desarrollo de un medicamento son elevados y las empresas farmacéuticas tienen que amortizar sus gastos y sacar "algún" beneficio. Si no consiguieran beneficios, no investigarían y no tendríamos medicinas.
Podemos pensar que esto tiende a ser bueno si, por poner un ejemplo, una farmacéutica vende medicamentos para el SIDA a un precio en Europa, y a otro inferior en África. Podemos pensar que los africanos no pueden pagar los precios europeos, y que los europeos pueden pagar un precio que haga interesante la investigación y producción a la empresa farmacéutica que los elabora.
Pero, ¿qué nos parece que un medicamento se venda a precios diferentes en países similares?. Por ejemplo, que un medicamento para bajar el colesterol valga, digamos, 50 euros en España y 20 en Andorra (los números no son reales, pero sirven para aproximar una realidad entre los precios de ciertas medicinas en Andorra y en España). En esto casos los países suelen prohibir lo que se llama la reexportación o la reiimportación (según el caso), esto es, que un farmacéutico de España vaya a Andorra y compre esa medicina para el colesterol para venderla en su farmacia de Pamplona. ¿Es esa prohibición justa?. Esto es lo que se comenta para el caso de Canadá y EEUU en dos blogs: Reinhardt y Mankiw.
No hay comentarios:
Publicar un comentario