En el decenio de 1950, la India tenía una administración pública y una clase política que eran la envidia del mundo. Aunque hoy parezca asombroso, la pérdida de la virtud se remonta al omnipresente “raj de los permisos”, con su imposición de licencias para importar, producir e invertir, que alcanzó proporciones colosales. Los burócratas de alto nivel no tardaron en descubrir que se podían trocar las licencias por favores, mientras que los políticos vieron en ese sistema el medio de ayudar a quienes los respaldaban con importantes contribuciones financieras.
Una vez que hubo arraigado el sistema, la corrupción se filtró hacia abajo, desde los burócratas y políticos superiores, a los que se podía sobornar para que hicieran lo que no debían, hasta los burócratas de nivel inferior, que no hacían lo que debían, a no ser que recibieran sobornos. Los funcionarios no facilitaban los datos de los archivos ni expedían un certificado de nacimiento o una escritura de propiedad de una finca, si no se los untaba.
viernes, 14 de enero de 2011
Comercio y corrupción: el caso de la India
El fantástico profesor de Comercio Internacional Jagdish Bhagwati (indio, de nacionalidad actual estadounidense) escribe un artículo de prensa interesante sobre el tema de la corrupción en la India. Una pequeña parte del mismo lo dedica a explicar cómo el comercio (entre otros) ha sido fuente de corrupción (por lo visto, antes inexistente) en la administración de la India:
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