Los japoneses han comenzado esta semana a aplicar una política que busca la pérdida de valor de su moneda.
El resumen de la historia podría ser así (ojo, las simplificaciones introducen errores): Las autoridades niponas ven que no hay forma de que el país salga de la crisis. Una idea frente al problema es fomentar la producción a través de un impulso a las exportaciones, y exportar es algo que los japoneses han hecho bien desde hace unas décadas. Pero para vender fuera más del mismo producto, hay que venderlo más barato. ¿Y como conseguirlo? Por ejemplo, haciendo que la moneda en la que se valora el producto (el yen) pierda valor. ¿Cómo? Vendiendo yenes en los mercados mundiales. Como cualquier expansión de la oferta, eso lleva a una caída del "precio del bien" (en este caso, del tipo de cambio de la moneda japonesa).
¿Cuál es el problema del argumento? Que esto supone crecer a costa del vecino, empobreciéndolo. El que el yen se abarate significa que la moneda del vecino se encarece y lo hacen también los productos del vecino. Y si se encarecen sus productos, el vecino deja de venderlos. E igual el vecino se enfada por la política de tipos de cambio. Esto es lo que pasó durante la Gran Depresión, en la que varios países comenzaron a devaluar sus monedas competitivamente.
¿Qué pasará aquí? No lo sé. Quizá es que dan por perdida la batalla con China, aunque hay quien sigue insistiendo. Más sobre el tema en The Economist.
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