Algunos lo pueden ver como una victoria pírrica por su previsible poco efecto real en la disminución del volumen de comercio de armas, pero lo aprobado ayer por Naciones Unidas para mí es una señal que me gusta:
La resolución ha sido aprobada por 154 votos a
favor, tres en contra y 23 abstenciones.
El principio de este tratado es que cada país debe evaluar, antes de cualquier transacción, si las armas vendidas pueden
utilizarse para eludir un embargo internacional, se cometen «graves»
violaciones de los derechos humanos, o se desvían a grupos terroristas o
criminales.
Ahora, con este tratado, se establecen unas normas mínimas
que afectarán al comercio de armas ligeras, pero también al de carros de
combate y navíos de guerra, y que vincularán las entregas a criterios de Derechos Humanos,
terrorismo y crimen organizado. El texto no establece mecanismos de
control y deja pendientes de aclaración los criterios que delimitarán la
compra-venta de armas, pero su simple aprobación ya marca un hito en la
transparencia de este comercio a nivel global, tal como han querido
hacer ver durante el debate los países defensores del tratado.
Al 'no' de Corea del Norte, Siria e Irán se ha sumado la
abstención de 23 países, entre los que figuran China, Rusia y varios de
América Latina.
Un paso más de Naciones Unidas.Y que haya más.
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