El problema de que la globalización ha afectado a los trabajadores de la industria de los países desarrollados es uno de los temas que está a la espera de ser explicado. ¿Por qué se ha reducido tanto en la última década el empleo en la industria de los países ricos? ¿Se está cumpliendo Heckscher-Ohlin? No pocos trabajos hablan de la falta de competitividad occidental ante el empuje de la industria asiática, como raiz del declive.
Lawrence Edwards y Robert Lawrence han publicado un librito sobre el caso de EEUU que habrá que ver cómo es corroborado o criticado por los especialistas, en el que se aborda este tema. Sin descartar que algunas industrias en algunas localizaciones geográficas se hayan visto afectadas por el comercio tanto en reducción de empleo industrial, como de salarios, su posición general es original.
En lugar de centrarse en el aumento de la competencia internacional (un factor de oferta), se centran en un factor de demanda: la caída de la demanda de bienes manufacturados (o, quizá, el no-aumento... inelasticidad precio ante la caída de precios) por parte de los consumidores americanos, que han aumentado la parte de su renta disponible que destinan a adquirir servicios. Poco, indican, tiene que ver el comercio internacional de manufacturas, ya que los bienes intensivos en mano de obra poco cualificada ya no se producen en EEUU y no pueden destruir más empleo o afectar negativamente a los salarios. También nos indican que la productividad del trabajo manufacturero ha aumentado mucho, lo cual deja de hacer necesario tanto empleo para un mismo nivel de producción (y esto se ha producido también en otros países, como Canadá, Alemania, Japón, Australia,...).
En resumen, el volumen y tipo de comercio internacional de manufacturas de EEUU no habría afectado significamente al declive del mercado de trabajo manufacturero americano. Un resumen está en la columna de Robert Samuelson en el Washington Post.
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