La Unión Europea ha denunciado a Filipinas ante el Mecanismo de Resolución de Disputas de la OMC. El brandy de Jerez y el whisky escocés están con problemas en este país asiático. Veamos el caso.
Una norma general de la OMC indica que, una vez que un producto traspasa las fronteras de un país, no puede ser discriminado (esto es, gravado fiscalmente) de manera diferente a un producto local. Llevado al caso: el brandy y el whisky pagan sus aranceles al entrar en Filipinas. Pero una vez allí, el impuesto (tipo IVA) que grava a estos dos licores europeos es superior al de sus productos homólogos filipinos.
Los europeos protestan: La Scotch Whisky Association, que representa al 95% del whisky producido en Escocia, indica que sus exportaciones a Filipinas han caido de 15 millones de libras en 2003 a 3 millones en 2008.
¿Y qué dicen los filipinos? La justificación se basa en que los productos competidores (sustitutivos) de estas bebidas son producidos por comunidades indígenas en base al coco y la caña de azúcar. Y que el favoritismo fiscal se debe a que es una medida de apoyo a estas comunidades tradicionalmente pobres. Además, indican los filipinos, sus productos son de inferior calidad y precio a los europeos, luego no serían productos competidores (o sustitutivos).
¿Quién tiene razón?
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