- Parece que los Juegos Olímpicos (y comprueban que también los Mundiales de Fútbol) tienen un efecto duradero y positivo sobre las exportaciones del organizador, y también sus importaciones aumentan.
- La historia muestra que los países que han organizado un mega-acontecimiento de este tipo lo han hecho asociado a un proceso de apertura comercial. Vaya... esto me suena a Barcelona 92 y el Mercado Unico Europeo, que entró en vigor el 1 de enero de 1993.
- Los países que optaron a organizar unos Juegos Olímpicos y perdieron en la pugna también muestran un posterior proceso de apertura. Sobre este punto, y ligado al anterior, me pregunto si habrá alguna correlación por ahí, ya que el proceso de apertura mundial en las últimas décadas ha sido muy fuerte en todo el mundo: países organizadores, países que quisieron organizar y también muchos otros países, se han abierto comercial y financieramente.
- Los costes a corto plazo que supone la organización de un mega-acontecimiento caen sobre los sectores que, además, más beneficados se ven por la apertura comercial a largo plazo.
- Se preguntan los autores por qué un país que ya está en un entorno económico muy abierto al exterior puede estar interesado en organizar un mega-acontecimiento, o por qué repite su candidatura a organizarlos (como Madrid, por ejemplo). La respuesta que dan es que "la reputación se deprecia con el tiempo, y necesita ser reforzada con señales de este tipo", esto es, "que se están transformando en miembros responsables de la comunidad mundial."
Sin duda que hay muchas más explicaciones que justifican que un gobierno opte a organizar uno de estos mega-acontecimientos, pero no está mal esta perspectiva.
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