Una de las consecuencias del Brexit es la limitación que los británicos parece que van a imponer a los inmigrantes. Y uno de los primeros en sufrirlo van a ser los estudiantes extranjeros que acuden para formarse en colegios y universidades británicas.
Parece que el gobierno británico no quiere poner barreras para aquellos estudiantes que vayan a los mejores centros (es decir, normalmente a los más talentosos y/o más ricos). Pero sí quieren poner barreras para los que acudan a centros de menos calidad. Teniendo en cuenta que en el curso 2014-2015 los estudiantes extra-comunitarios que fueron a estudiar al Reino Unido aportaron 4000 millones de libras (el 12% de los ingresos de las universidades), la política parece un tanto tenebrosa para las universidades.
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